Así están las cosas en Irlanda. La prensa ni siquiera disimula. El Sunday Independent pone en portada las fotos de todos los ministros para pedir que se vayan. El lenguaje de la mayoría de los periódicos es incendiario. La sensación de estafa es obvia. En sólo unos días, lo que el primer ministro llamaba “conversaciones técnicas” han desembocado en el rescate de toda la economía del país. Las condiciones del rescate se conocerán en unos minutos. La jugada le ha salido mal al Gobierno. Hizo ver que la ayuda que la UE y el FMI podían entregar se utilizaría sólo para salvar a los bancos de la quiebra. El resto de la economía, sostenían, estaba en mejor posición. El martes, Cowen aún decía: “Nuestras medidas están funcionando”. La imagen de los bancos es aún peor que la de los políticos
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