Posteado por: Bernardo | agosto 31, 2010

Billy Wilder rueda en una mina de Chile

¿Por qué casi nadie se ha dado cuenta que nadie se ha dado cuenta que el drama de los mineros enterrados de Chile es un verdadero revival de un clásico del cineasta Billy Wilder? ¿Por qué casi nadie, ni enviados especiales ni columnistas, han forzado el paralelimos de El gran carnaval con la tragedia de Atacama? El parecido de aquella genial ficción (Óscar al mejor guión en 1951) con esta cruda realidad de 33 personas esperando el gran rescate pone los pelos de punta. Creo que no es desmemoria o ignorancia o falta de olfato. Simplemente, tenemos miedo de vernos al espejo, de reconocernos en aquella mordaz crítica a la manipulación periodística, política y humana. En la película, Charles Tatum (Kirk Douglas) era un periodista capitalino que llega a un diario del interior (Albuquerque, Nuevo México) a buscarse la vida. Rápidamente desvela sus cartas. Pronuncia frases deslenguadas («Si no hay noticias, salgo a la calle y muerdo un perro»). Y desprecia el cartel que rige la redacción: «Di la verdad». Charles encontró rápidamente lo que buscaba, una gran historia: un minero atrapado en las profundidades. Obliga a los miembros de rescate a retrasar la operación una semana. Existía, como en Chile, un plan B. 24 horas, en la ficción. Pero Charles convierte el rescate en un rodeo, en un circo, en una farsa descomunal. Viendo a Sebastián Piñera, presidente de Chile, sonriendo con el recado llegado de las profundidades («estamos bien«) no puedo dejar de pensar en el sheriff de quinta división de El gran carnaval, que entró de lleno en el engaño de aquel canalla con cara de Kirk Douglas. A aquella mina de Albuquerque llegaron periodistas de todo el país. A Atacama de todo el mundo. El sufrimiento, el drama del minero atrapado, acaparaba portadas. Charles dosificaba las novedades. Se quedaba las exclusivas. Y se lucra impiamente cobrando entradas para que los visitantes observasen el dolor del minero. ¿Dónde está el límite? ¿Qué pintan los políticos en la boca-de-mina de Atacama? ¿Por qué no he leído todavía una crónica humana buena, sin efectos lacrimógenos? ¿Cuántas desgracias son necesarias para ganar un share? ¿Cuándo las televisiones del mundo se cansarán del sufriniento de los mineros chilenos? ¿Qué otras desgracias les sustituirán en la pantalla de aquí a unas semanas?¿Por qué hay tantas minas ilegales, peligrosas, dañiñas? ¿Por qué necesitamos tant plomo, cobre o zinc? ¿Por qué carajo la realidad se esfuerza en imitar a la ficción más descabellada, al gran carnaval de la mediocridad mediática?

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Respuestas

  1. […] Escrito en Internet, Tecnología « Billy Wilder rueda en una mina de Chile […]

  2. Porque es más fácil divertirse con la realidad del drama chileno (occidente) que con la miséria minera del Congo en la extracción de los metales que conforman el Coltán!

  3. graaaacias…llevo semanas preguntándome los mismo, pero nadie parece conocer la película…pone los pelos de punta, desde luego. Cualquier día jugaremos a deshacernos de etnias completas alegando, yo que sé, ilegalidad en el país de acogida, prohibiremos símbolos y marcaremos a los proscritos cual ganado al más puro estilo hitleriano…ah! espera! Sarkozy y Berlusconi ya están en ello!
    Uff…esta peli ya la he visto…

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