Posteado por: Bernardo | May 12, 2010

Coca Cola felicita al pueblo cubano

«La cía. embotelladora Coca-cola se regocija con el pueblo de Cuba por el resurgimiento de las libertades democráticas en nuestra patria». No es un anuncio retro para que Raúl Castro abandone la senda del socialismo de acero. Tampoco una tira de humor cómico. El anuncio es real. Y fue publicado en en enero de 1959 en la revista Bohemia de Cuba, la mítica publicación que hace dos años cumplió un siglo. Coca Cola, regocijada por el triunfo de la revolución. No me preguntéis cómo, pero la Edición de la Libertad de la revista Bohemia, cayó en mis manos. Su contenido es entrañable y sorpredente. En un artículo titulado, Fidel, no nos falles, Agustín Camargo reflejaba las ansias y sueños de todo un país: «Nos parecepar increíble, he aquí una edición sin censura. He aquí a La Habana con la sonrisa azul a flor de labio». Ojeando el contenido de esta maravillosa Edición de la Libertad (del número 1 se vendieron 1 millón de ejemplares) me tropiezo con los posos de aquella Cuba capitalista de 160.000 coches, seis millones de cabezas de ganado, un teléfono por cada 28 habitantes, 600 salas de cine y 40 kilos de consumo de carne per cápita al año (tercero más alto de América). Coca Cola, cerveza Pola, Banco Pedroso o Banco Continental Cubano publicaron anuncios apoyando a los «barbudos». Pero la mayoría de anuncios de la revista representan al capital privado puro y duro. Champú Wildroot contra la caspa, Jarabes Listerine, neumáticos Goodrich, Gillette, Camel, segadores Power («cultive la caña sin virar la paja»), areolíneas CMS («México desded 120 dólares»). Lujos y artilugios cotidianos inaccesibles para aquel 42% de los hogares que no disponían de luz eléctrica. Bohemia abrazó a los barbudos (como casi todos). Sus viñetas (que cuelgo al final del post) son sensacionales: un bebe recién nacido con una barba-sin-gillette. Todos confiaban en la democracia incipiente. Fidel Castro, sabiendo de la importancia institucional de Bohemia, visitó en los primeros días de revolución su redacción. Bohemia siguió siendo un mito, un ladrillo imprescindible de Cuba. El 5 de marzo de 1953 publicó íntegra y por primera vez en español El viejo y el mar, de Ernest Hemingway. Coca Cola o la redacción de Bohemia no sospechaban entonces que el gobierno de Fidel Castro acabaría definitivamente con la libertad. Y con al prensa. Que los vuelos a México serían inviables para la mayoría del pueblo cubano. Que los corresponsales extranjera vivirían amendentrados y censurados. Que Bohemia se convertiría en un fanzine pseudo informativo contra el eje del mal capitalista. Y que los hijos de la revolución (link a un reportaje mío desde La Habana de Público) vivirían divididos, enfrentados y carcomidos por la desilusión. El país de los barbudos, medios siglo después, ha dejado pasar demasiados trenes. Los últimos, el del apretón de manos de Obama o el de la normalización de relaciones con al Unión Europea. Raúl, en su laberinto, tras la alargada sombra de Fidel, se ha convertido en un avatar cutre y torpe de aquel sangriento Fulgencio Batista contra el que tanto luchó Bohemia.

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Respuestas

  1. Obama perderá la oportunidad de levantar el bloqueo económico contra Cuba, que permite al gobierno castrista atrincherarse en un estado permanente de guerra.

  2. […] Escrito en América Latina « Coca Cola felicita al pueblo cubano […]

  3. […] que Brasil en sí mismo, ese Socialista Cordial (os lo contaba en este blog) es un caso aparte. Que Coca Cola ya felicitó – algo confundidos andaban -a Fidel Castro cuando llegó al poder en 1959 con una bellísima […]

  4. […] Soy optimista. Cada día tendrán más difícil imponer discursos, eslóganes. Cualquier metanarrativa se desmantela colectivamente a un ritmo asombroso. Y puede hacerse en tiempo real. Internet despedazó en unas horas una trabajada campaña de Loewe. Y es que la vida – gracias a la tecnología, a las redes – empieza a parecerse más a una narración colectiva que a un monólogo. Un Trendsmap sobre las etiquetas de Twitter más usadas dice más de un país que la portada de sus periódicos. De aquí a poco, habrá tecnología para saber en tiempo real la cara semántica de una calle. O el mapa de emociones de cada edificio. Si la historia hubiera estado contada colectivamente en tiempo real, puede que Barcelona fuese sinónimo de anarquismo libertario y no de Gaudí. La Habana no estaría (quizás, quizás, quizás) asociada apenas a barbudos revolucionarios. Tal vez fuese un eco de capitalismo y perfumes caros como los que protagonizaban las páginas de la revista Bohemia en 1959. […]

  5. […] Soy optimista. Cada día tendrán más difícil imponer discursos, eslóganes. Cualquier metanarrativa se desmantela colectivamente a un ritmo asombroso. Y puede hacerse en tiempo real. Internet despedazó en unas horas una trabajada campaña de Loewe. Y es que la vida – gracias a la tecnología, a las redes – empieza a parecerse más a una narración colectiva que a un monólogo. Un Trendsmap sobre las etiquetas de Twitter más usadas dice más de un país que la portada de sus periódicos. De aquí a poco, habrá tecnología para saber en tiempo real la cara semántica de una calle. O el mapa de emociones de cada edificio. Si la historia hubiera estado contada colectivamente en tiempo real, puede que Barcelona fuese sinónimo de anarquismo libertario y no de Gaudí. La Habana no estaría (quizás, quizás, quizás) asociada apenas a barbudos revolucionarios. Tal vez fuese un eco de capitalismo y perfumes caros como los que protagonizaban las páginas de la revista Bohemia en 1959. […]


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